La sacerdotisa

     Hace su reverencia. La mujer responde en silencio, con los ojos oscuros, precisos, desde su trono. El velo detrás de ella, para acelerar los latidos de él cuando el Libro le es entregado. Ella sonríe y desaparece entre los pliegues del vestido azul. Él camina. Se acerca. Corre el velo. Círculos de agua se suceden entre las estrellas. Números y letras. Símbolos que cobran vida. Escamas, pezuñas, alas, fuego. Su carne ya no es de este mundo. Se transformó en águila ese hombre. Surca el cielo plateado, salpicado de astros y agujeros negros, cada vez más rápido, rápido, hasta hacerse tiempo.
     Ella cierra el libro, que ahora tiene un dibujo nuevo, un águila cruzando el cielo. Ella corre el velo, guarda los misterios y vuelve a su trono.