La Envidia de Pedro

"Dicen que siete demonios salieron de mí. Sí. Salieron de mi trazo.
Salieron de mí, pues puedo convertirme en ellos. Es cierto. Amé mucho.
Hoy amo a un sólo hombre. Es mi Salvador y yo también soy su Salvadora.
He ungido sus pies. ¿Cómo no ungir a mi amado? Mi adorado, Jesús de Nazareth.
¡Calla, Pedro! ¡Envidia te has convertido en carne! ¡Calla, Pedro! Pues será el amor
quien me dé mi Justicia. ¡Calla! Ahí viene Él, el Sol."



Imagen de Wikipedia. 

Rosas para María


Es un prostituta, decía el enjambre de mujeres y hombres. Algunos gritaban. 
Él se acercó despacio. Se arrodilló a su lado. Lentamente desnudó el pelo del
velo violeta: era brillante y rojo como el fuego. Sus ojos negros. Nadie puede arrojar una piedra a una mujer tan peculiar, pensó. Sacó de su túnica, una rosa. Se levantó ágilmente. Cubriéndola con todo su cuerpo, gritó a la multitud: a esta dama sólo pueden arrojarle rosas, como ésta.
El grupo se quedó en silencio, ciertas damas murmuraban. Los hombres hervían en deseo silencioso.
Quedaron solos. Jesús y María Magdalena.
Pasarían cuarenta noches, antes de que conocieran sus cuerpos, en la soledad de una Luna fértil.




Imagen encontrada en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Magdalena

Ch'in Shih Huang abre los ojos


Linton, provincia de Shaanxi, noroeste de China. Hace poco estamos excavando el centro del palacio subterráneo -que representa en escala menor la Ciudad Imperial y la Ciudad Exterior-, con las herramientas que permitirán conservar intactos los colores brillantes, frente al oxígeno, frente al silencio. Protegidos de pies a cabeza por si el mercurio exhala vapores tóxicos. El Emperador Ch`in tardó más de treinta y ocho años en construir su mausoleo. Una totalidad de aproximadamente 60 km cuadrados. Con más de siete mil guerreros y caballos. De terracota cada ser, cada elemento, con sus facciones, único. Y dos carros imperiales con incrustaciones de oro y plata. 

Estamos llegando al centro. No tenemos miedo. Aún con las advertencias que cada nueva muralla señala. Más de dos mil años en la oscuridad y la cámara funeraria se está revelando a nosotros. 

Navegamos sobre el mar plateado. Del mismo mercurio que contenían las pócimas que el Emperador tomaba a diario, elaboradas por magos taoístas, el intento por alargar su vida hasta volverla infinita y que, absurdamente, lo llevaron a una muerte prematura. Ya había buscado las islas de los inmortales sin éxito, las barcas repletas de niños nunca habían vuelto al nuevo imperio. Estamos cerca de la tumba, sobre nosotros una cúpula azul y violeta, con círculos brillantes como pequeñas lunas, con pinturas de tigres blancos, Fénix rojos, dragones verdes y tortugas negras. Ahora nuestros pies sobre un suelo que desconozco. Una puerta gigantesca de cobre se abre, lentamente, a nosotros. Escuchamos a un desconocido bostezar con la intensidad de un tornado. Escuchamos sus pasos. Bigotes delgados, ojos oscuros y rasgados, pelo negro, atado. Ataviado en armadura roja. Ch´in nos ruge. Exhala un humo negro que nos envuelve, uno a uno. Lo último que siento son mis huesos. Arden. 



Fotografía encontrada en Internechi. 

Revista Digital MiNatura, publican a escritores y poetas de todo el globo:

¡¡¡Gracias!!!