No sé cómo llegué. No entiendo. No sé quién es. Trae la comida, cura mi piel, atento siempre al agua. Es el hombre que me observa con ojos húmedos, despiertos. Él me acaricia.
Nos besamos. Se pulveriza en mi cuello, mis pechos, mi ombligo. Pero sé: la muerte avanza. Mis escamas multicolores se marchitan, desde mi vientre hasta las aletas un
dolor punzante, rígido. El mar antiguo, mis hermanos peces, mi canto oxidado. Sé. Me estoy
transformando en ser humano.
Perlas azules
Tenía el pecho cubierto de perlas azules. Así había nacido.
Como una almeja, como una diosa que custodiaba los secretos. Fue pequeña. Es una
joven ahora. Nunca se transformó desnuda junto a otro.
Es una noche inquieta. Un hombre aparece con la mirada
serena y azul. Aparece la arena. La espuma del mar solitario. La luna
trovadora, emocional.
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