Tenía el pecho cubierto de perlas azules. Así había nacido.
Como una almeja, como una diosa que custodiaba los secretos. Fue pequeña. Es una
joven ahora. Nunca se transformó desnuda junto a otro.
Es una noche inquieta. Un hombre aparece con la mirada
serena y azul. Aparece la arena. La espuma del mar solitario. La luna
trovadora, emocional.
Los amantes se transforman, son un círculo plateado de
energía. Vuelven a la tierra y vuelven al cielo. Las perlas azules de ella se
rompen y se desprenden. Su cuerpo está vulnerable y liberado, naciente junto a él.
La foto la encontré en la web, sólo decía Analía Pinto.